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1. Transición energética e impulso al crecimiento

En la primera Cuenta Pública, S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric, destacó que “tenemos una tremenda oportunidad. El Hidrógeno Verde es una alternativa real para una transición energética en el mundo, no solo en Chile [...] que nos lleve a un futuro más sustentable [...]”. En esa misma exposición, planteó que “el desarrollo del Hidrógeno Verde lo realicemos incluyendo a las comunidades en las decisiones y con los más altos estándares medioambientales”.

En los últimos años, Chile ha logrado posicionarse como uno de los potenciales grandes productores y exportadores de H2V en el mundo. Ahora, el desafío es concretar esta posibilidad en una realidad que genere un cambio radical en el desarrollo económico y social de nuestro país. Para lograr este objetivo, se necesita una acción temprana, decidida y coordinada por parte de todos los actores involucrados.

Desarrollo de la industria de Hidrógeno Verde como una política de Estado

El desarrollo de una industria con este potencial transformador para la economía chilena se debe sustentar en una política de Estado. Es por esto que, actualmente, se está desarrollando un Plan de Acción de Hidrógeno Verde 2023-2030 para la implementación de la Estrategia Nacional de H2V, el cual contempla un robusto despliegue participativo a lo largo del país, relevando el rol de las políticas públicas con visión de Estado, construidas con miradas diversas y considerando especialmente a las regiones. Lo anterior, con el objetivo de que este Plan establezca acciones y medidas coherentes con el trabajo que ya ha sido realizado por las regiones en relación al tema.

El Plan de Acción de Hidrógeno Verde 2023-2030 será lanzado durante el segundo semestre de 2023 una vez concluido el proceso de consulta pública. Este Plan sentará las bases para la siguiente década en lo que se refiere al desarrollo de la industria, que incluirá oportunidades de crecimiento, sofisticación e industrialización para nuestro país, y definirá la hoja de ruta para su despliegue, conciliándolo con el cuidado del medio ambiente y su biodiversidad, el territorio y las comunidades.

Chile tiene grandes ventajas para la producción de energías renovables, Hidrógeno Verde y sus derivados

Chile es un país rico en recursos, con un potencial energético renovable que equivale a 70 veces la demanda del país. El desierto de Atacama nos brinda la mayor radiación solar del planeta, mientras que la Patagonia Magallánica registra vientos fuertes y constantes que dan grandes ventajas comparativas para la generación de energía renovable. Chile tiene el potencial de alcanzar bajos costos de producción de H2V antes del año 2030[1], lograr autonomía energética y posicionarse como uno de los productores más competitivos a nivel mundial.

Hacia una matriz energética que responda a nuestros compromisos climáticos

El avance de la industria de H2V en nuestro país se alinea perfectamente con la necesidad de descarbonizar la matriz energética nacional para alcanzar la meta de ser carbono neutral antes del 2050. La descarbonización es un compromiso que Chile asumió a nivel internacional (Contribución Nacional Determinada o NDC, por su sigla en inglés) durante la COP25, y se materializó a nivel de mandato legal con la publicación, en 2022, de la Ley N° 21.455 o Ley Marco de Cambio Climático.

En este sentido, el principal instrumento de política pública del sector, la Política Energética Nacional, establece que a 2050 el sector eléctrico operará con un 100% de energía cero emisiones y que los usos energéticos no eléctricos deberán ser suministrado por, al menos, un 70% de combustibles cero emisiones. En cuanto a este último objetivo, el H2V y sus derivados se convierten en un pilar fundamental para impulsar y materializar la descarbonización de la matriz productiva nacional.

Las cifras son elocuentes: en la actualidad, la dependencia por combustibles fósiles para la totalidad de usos energéticos es mayor al 85%, y más del 80% de dichos combustibles son importados. Esto plantea no sólo un desafío significativo, sino que también una oportunidad para avanzar hacia el desarrollo productivo sostenible en nuestro país. La matriz energética chilena está cambiando rápidamente hacia el uso de energías renovables y hoy nos encontramos en la mitad del camino de esta transición: este año más del 50% de nuestra energía eléctrica se generará a través de fuentes renovables (solar, eólica e hidráulica).

En base a esta tendencia acelerada de transición energética y de acuerdo con la planificación de los proyectos, en aproximadamente diez años más las energías renovables representarán sobre el 85% de la generación total en el sistema eléctrico. En esta misma línea, el Gobierno se ha comprometido a no contar con centrales de carbón activas al 2040, meta que se espera anticipar conforme se avance en las condiciones habilitantes para ello, lo que será abordado, definido y consensuado en espacios sectoriales dedicados para tal efecto.

La transición energética es un impulso al crecimiento potencial de Chile

La descarbonización y la competitividad de Chile en energías renovables le abre las puertas al H2V y sus derivados para crear un sector económico que podría equiparar en tamaño a la industria minera nacional.

A su vez, se estima que la transición energética, que permitirá alcanzar la carbono neutralidad con acciones costo-eficientes, impactará positivamente en el crecimiento económico por distintas vías, algunas de las cuales son:

  • La inversión en infraestructura necesaria para lograr el cambio de la matriz productiva impulsará el crecimiento y reducirá los efectos que eventos climáticos extremos puedan tener sobre la actividad económica.
  • La consecuente reducción de material particulado PM2,5, PM10 y otros contaminantes en el aire mejorará la calidad de vida de las personas, reduciendo los efectos en la salud pública.
  • Entendiendo el importante rol de la energía en el crecimiento económico del país y, principalmente, como consumo intermedio relevante en toda la actividad productiva, el aumento de la energía renovable en nuestra matriz puede amortiguar la volatilidad de los términos de intercambio. Lo anterior, habitualmente asociado a países que tradicionalmente han sido importadores netos de energía como el nuestro, reduciendo así la exposición a factores exógenos que impacten negativamente en los costos energéticos.
  • La provisión de bienes de capital y servicios genera la oportunidad de encadenamientos productivos locales de mayor valor, ligados tanto a la producción de H2V como también a la oferta de proveedores locales sofisticados que apoyen la transformación que deben realizar sectores productivos tradicionales que aún utilizan energía de base fósil.
  • La generación de espacios de innovación y empleo, aprovechando el potencial de H2V para generar valor local en nuestras regiones y crear nuevas fuentes de trabajo más sofisticadas, durante las próximas décadas.
  • La disponibilidad de energía renovable de menor costo permitirá el desarrollo de industrias que la utilicen intensivamente, abriendo paso a nuevas empresas con su consecuente impacto local y global, y oportunidades de crecimiento.

Todo lo anterior indica que el desarrollo del H2V en Chile genera una oportunidad de crecimiento importante. Este mayor crecimiento potencial vendrá de dos fuentes, interna y externa:

  • Por un lado, las obligaciones instauradas en el proceso de descarbonización generarán una demanda significativa de energías renovables en los distintos territorios. En el corto plazo, existen oportunidades como el reemplazo de la importación de amoníaco por producción local y la sustitución en el uso de Hidrógeno gris en las refinerías del país. Luego, se estima que podría utilizarse en transporte de pasajeros y carga pesada de larga distancia. A mediano plazo, una producción de Hidrógeno más competitiva desplazará a combustibles líquidos en el transporte terrestre y otros como camiones mineros (CAEX), y a combustibles gaseosos en redes de distribución. La inversión en H2V estará aparejada a la generación de capacidades locales y creará polos de desarrollo a lo largo de nuestro territorio, asociados a la producción y/o al uso, fomentando encadenamiento industrial, reconversión productiva y laboral, reducción de contaminantes, entre otros. Se estima que la cantidad total de H2V demandado para el consumo nacional oscilará entre 75 y 233 kTon para 2030 y podría llegar a casi 3.000 kTon para 2050, de lograrse una transición energética acelerada.
  • Por otro lado, el uso de H2V en aplicaciones domésticas generará una industria preparada para competir en mercados internacionales. En el mediano plazo, sectores como el transporte marítimo y aéreo podrán ser descarbonizados mediante combustibles derivados del Hidrógeno. Esto abre una oportunidad de exportación de H2V y otros productos con baja huella de carbono que servirían como vector energético (como amoníaco, Hidrógeno líquido o comprimido, combustibles sintéticos), permitiendo limpiar la canasta de exportación de productos nacionales y contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. Hacia el largo plazo, incluso será posible que Chile pase de ser históricamente un país importador a un exportador de energías renovables.

Con miras al año 2050, se proyecta, según un estudio de McKinsey para la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde 2020, que la demanda doméstica de H2V representará el 27% de la producción nacional, mientras que el restante 73% será exportado. Si conciliamos el desarrollo armónico de esta nueva industria, existe una posibilidad real de que se transforme en el motor de crecimiento de nuestro país. El desarrollo del sector de H2V y el proceso de descarbonización en Chile aportarían, al menos, 0,4-0,5% al crecimiento tendencial[2].

El crecimiento debe ser inclusivo y sostenible

El desafío de enfrentar el cambio climático implica asumir el reto de una transición justa, que permita avanzar en una senda de desarrollo económico sostenible e inclusivo. La industria de H2V debe fomentar el valor local, la calidad de vida, el cuidado de nuestra naturaleza y biodiversidad, y conciliar el interés nacional y de las regiones.

El Plan de Acción de Hidrógeno Verde 2023-2030 se está desarrollando con un despliegue territorial en cinco regiones: Antofagasta, Valparaíso, Metropolitana, Biobío y de Magallanes y de la Antártica Chilena. En cada una de ellas, se promoverá el fortalecimiento institucional regional para permitir una eficiente y completa evaluación de los proyectos asociados a la industria de H2V. En consecuencia, el Plan de Acción será coherente con los distintos instrumentos que los Gobiernos Regionales han ido realizando en esta materia.

Avanzar en igualdad de género también es fundamental para el desarrollo sostenible. Por esta razón, se ha configurado un espacio interministerial, al alero del Comité para el Desarrollo de la Industria de Hidrógeno Verde, para generar la estrategia de transversalización de género en el Plan de Acción de H2V 2023-2030. Sus principales ámbitos de acción son: i) Fortalecer la autonomía económica de las mujeres fomentando su participación en el desarrollo de la industria de H2V; ii) Incentivar y promover la participación y liderazgo de mujeres en procesos de toma de decisiones y en espacios de generación y transferencia de conocimiento; iii) Impulsar y proporcionar lineamientos, estándares de seguridad y calidad de vida con enfoque de género en los territorios.

Con la convicción de que el cuidado del medio ambiente es una condición para el desarrollo económico, el Comité de Capital Natural creado por S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric, a principios de 2023, será relevante en generar insumos para el desarrollo sostenible de la industria de H2V. El trabajo del Comité está enfocado justamente en integrar la naturaleza al proceso de diseño e implementación de políticas públicas para el desarrollo sostenible de nuestro país, reflejando que el bienestar humano depende de una biodiversidad íntegra y sana que sostenga a la sociedad, su cultura y su economía. La industria de H2V también debe tener este sello, incorporando desde el inicio el capital natural en la evaluación de las decisiones que se adopten en los distintos niveles y en toda su cadena de valor.

Se debe fomentar la demanda local y aprovechar las oportunidades de desarrollo tecnológico y proveedores locales

La demanda local por H2V es fundamental para la descarbonización de nuestra matriz productiva y para el logro de las metas de carbono neutralidad. Para alcanzar este objetivo se debe fomentar el desarrollo de aplicaciones en ámbitos estratégicos como minería, acero, transporte terrestre y marítimo, reemplazo de Hidrógeno gris por H2V, logística y mezcla con gas natural, entre otros.

Algunas de estas aplicaciones se materializarán a través de la importación de tecnologías y el desafío será menor. Al respecto, si bien aún no son aplicaciones rentables, su implementación resultará en mayor visibilidad y acercamiento de la tecnología ante la ciudadanía. Además, contribuirán a la generación de capacidades humanas estratégicas en la operación y mantenimiento de equipos. Por lo tanto, es necesario que el Estado entregue apoyos en este ámbito.

Otras aplicaciones sí tendrán desafíos tecnológicos y requerirán de investigación y desarrollo (I+D) e innovación. Estas aplicaciones serán en torno a industrias en las que contamos con ventajas comparativas, como la minería. En estos casos, el Estado también deberá apoyar, pero tendrá un rol más relevante en la articulación que pueda generar para la generación de masa crítica suficiente en cuanto a recursos financieros y humanos para enfrentar el desafío. Adicionalmente, se incentivará el desarrollo de proveedores locales asociados a estas oportunidades.

[1] Meta es alcanzar incluso 1,5 USD/kg de costo nivelado de H2V al 2030, establecida en la “Estrategia Nacional del Hidrógeno Verde”, Ministerio de Energía (2020). Análisis de McKinsey & Company.

[2] En términos de crecimiento tendencial, el proceso de descarbonización aumentaría el nivel de Producto generado en 4,4% (US$ 31.000 millones en 2020) hacia 2050, aportando así 0,2% al crecimiento anual del PIB. A su vez, considerando que para 2050 el valor de las exportaciones de H2V representarán alrededor del 8% del PIB de 2022, este 8% de mayor nivel del producto generaría un aporte de 0,3% en su crecimiento anual.

2022 | Ministerio de Hacienda