Mensaje del Ministro de Hacienda
Introducción
Este Estado de la Hacienda Pública 2025 tiene un doble propósito. Por una parte, realiza un recuento de los avances e hitos económicos del último año y, por otra, es un balance de estos cuatro años de gestión económica del Gobierno del Presidente Gabriel Boric, con foco en lo realizado desde el Ministerio de Hacienda y en articulación con otros ministerios. La mirada del cuatrienio refleja un ciclo en el que Chile debió enfrentar enormes desafíos económicos y sociales, en el que se puso a prueba la resiliencia de nuestras instituciones, la disciplina de la política fiscal y la capacidad de construir acuerdos para crecer más y distribuir mejor.
Cuando iniciamos este camino, en 2022, recibimos una economía con desequilibrios macroeconómicos significativos y con una dificultad estructural para crecer más allá del 2% al año. El objetivo de superar ambos desafíos guio la política económica de esta administración.
En cuanto al primer desafío, para retomar los equilibrios macroeconómicos, se abordaron exitosamente los déficits gemelos —fiscal y de cuenta corriente—. Asimismo, se logró controlar la inflación elevada mediante una política fiscal responsable y una oportuna política monetaria por parte del Banco Central. Se puso control a un nivel de gasto extraordinario heredado de la pandemia; y se otorgó financiamiento a compromisos permanentes sin respaldo fiscal suficiente que se habían heredado. Un aspecto para resaltar fue el carácter progresista de esta normalización macroeconómica, ya que el proceso de ajuste se realizó al mismo tiempo que se cuidaban -y luego aumentaban- los salarios reales y se logró disminuir la pobreza a su nivel más bajo en nuestra historia.
Respecto al segundo desafío, para retomar una senda de crecimiento sostenible, se han realizado importantes reformas y políticas productivas que nos permitirán heredar a la siguiente administración una mayor capacidad de crecimiento. El aumento del ahorro nacional, producto de la reforma de pensiones; la profunda reforma al sistema de permisos sectoriales, para agilizar los proyectos de inversión; y el desarrollo de alianzas público-privadas que permitirán incrementar de manera importante la producción de litio y cobre en una década -cuidando los impactos medioambientales-. A esto se suma la aprobación del Royalty y la certeza tributaria que esto generó, lo que impulsó una mayor entrada de proyectos de inversión en este sector. Todo esto son buenos ejemplos de cuánto podemos avanzar como país cuando logramos acuerdos.
Estos avances se llevaron a cabo en un clima social y político desafiante, como lo fueron las incertidumbres en torno a los procesos constitucionales. La tarea ha sido clara: recomponer la estabilidad macroeconómica apoyando a los hogares más afectados, abordar las urgencias sociales, proteger y cuidar el pacto social y preparar el terreno para un crecimiento de largo plazo y compatible con el medioambiente.
Normalización fiscal y estabilidad macroeconómica
En los primeros años la prioridad fue ordenar la macroeconomía como paso esencial para lograr un bienestar material de la población. Para ello, en 2022 Chile realizó uno de los ajustes fiscales más grandes a nivel mundial, reconocido por organismos internacionales. Este esfuerzo, en coordinación con una política monetaria autónoma y eficaz, contribuyeron a reducir la inflación y estabilizar la cuenta corriente. A su vez, se frenó la trayectoria ascendente de la deuda pública gracias a la solidez de la política fiscal. A nivel institucional, con objeto de hacer más robustas y solidas las finanzas públicas, se aprobó la Ley de Responsabilidad Fiscal. Esta estableció una regla dual —con meta estructural y techo de deuda— y la obligación de adoptar medidas correctivas en caso de desvíos.
Nuestra convicción ha sido que este ejercicio de responsabilidad fiscal es compatible y necesario para responder a las necesidades sociales del país. Compatible, porque al mismo tiempo que se realizaba el ajuste fiscal, se implementaron ayudas a sectores especialmente afectados durante la pandemia y shocks posteriores, mediante el Plan de Recuperación Inclusiva Chile Apoya: esto consideró el Bolsillo Familiar Electrónico y los mecanismos de estabilización de precios de combustibles; así como también el aumento de salario mínimo y la extensión del IFE laboral. Políticas que permitieron proteger a los hogares más vulnerables y de clase media durante el ciclo inflacionario 2022–2023. La responsabilidad fiscal es también necesaria, porque sin ella los países pierden su capacidad de responder a las urgencias sociales en el tiempo, ya que el aumento del servicio de la deuda le quita espacio al gasto social y encarece el financiamiento de la inversión.
En paralelo, el Gobierno también desarrolló una agenda legislativa para aumentar los ingresos del Estado de forma permanente en el tiempo. En este ámbito, la Ley de Cumplimiento de las Obligaciones Tributarias amplió el espacio fiscal para financiar prioridades en pensiones y seguridad. A su vez, la aprobación del Royalty minero, después de una discusión que duró más de cuatro años, incrementó la participación del Estado en las rentas del cobre, cumpliendo con importantes compromisos en materia de descentralización y seguridad pública. Estos avances han sido valorados por las agencias de clasificación de riesgo y por el Fondo Monetario Internacional, ya que contribuyen a la trayectoria de responsabilidad fiscal, lo que ayudó a estabilizar la percepción de Chile en los mercados internacionales.
Impulso al crecimiento y reformas estructurales
Superada la fase más crítica del ajuste, la agenda de la segunda parte del período se orientó a fortalecer la capacidad de crecimiento estructural de la economía chilena. Se impulsaron iniciativas para dinamizar la inversión, como la Ley Marco de Autorizaciones Sectoriales, el Plan Invirtamos en Chile y la Agenda de Productividad, que agilizan proyectos y generan mayor certidumbre.
En el plano productivo, se avanzó con la Estrategia Nacional del Litio, incluyendo hitos como el acuerdo Codelco–SQM y las alianzas de ENAMI y Codelco con Rio Tinto, grupo minero líder a nivel mundial. El acuerdo en torno al Royalty minero permitió aumentar la inversión privada en el sector cuprífero, y el desarrollo del Hidrógeno Verde (H2V) y la planificación de infraestructura hacia 2055 proyectan al país como líder en la transición energética global.
Al mismo tiempo, se lograron avances sociales y laborales de largo alcance. La Reforma de Pensiones ya comenzó a incrementar las jubilaciones y profundizará el mercado de capitales, mientras la Ley de 40 horas y el alza del salario mínimo mejoran directamente la calidad de vida de las y los trabajadores. Estos logros reflejan que la agenda de crecimiento no se limita a cifras macroeconómicas, sino que busca traducirse en bienestar concreto para la población.
En lo que queda de administración el Gobierno buscará seguir aprobando proyectos que nos permitan aumentar la capacidad de crecimiento de la economía, tales como: la Agencia de Financiamiento e Inversión para el Desarrollo, Sala Cuna para Chile, los incentivos tributarios para el desarrollo de la industria del H2V y del turismo y la Agencia para la Calidad de las Políticas Públicas y la Productividad.
Algunos resultados observados
Hoy, al mirar en retrospectiva, podemos constatar avances significativos. La economía logró un ajuste necesario sin caer en recesión. La incertidumbre económica y política ha retornado a niveles previos al estallido social, fortaleciendo la posición de Chile como destino de inversión. La demanda interna y las exportaciones se muestran dinámicas. Se proyecta que la inflación alcance la meta del 3% en el primer semestre de 2026, y las expectativas de crecimiento se han ido ajustado paulatinamente al alza.
Se han creado cerca de 600 mil empleos formales, mientras la informalidad retrocede gracias a nuevas regulaciones e incentivos. Los salarios reales han retomado la senda positiva previa a la pandemia desde fines de 2023, y el salario mínimo alcanzará 539 mil pesos en 2026, consolidando un aumento real significativo respecto de 2022. Con todo, el alto nivel de desempleo actual es una invitación a trabajar con aun más dedicación por una economía que entregue oportunidades laborales a toda la población.
Una posta de trabajo colectivo
La gestión fiscal es una labor de largo aliento. Ningún ministro o administración comienza desde cero ni termina en el vacío. Es una posta, donde cada equipo recibe responsabilidades, enfrenta sus propios desafíos y entrega el testimonio al siguiente. En ese espíritu quiero reconocer y agradecer al exministro Mario Marcel, quien lideró este proceso durante gran parte del Gobierno.
Mi gratitud se extiende también a todo el equipo del Ministerio de Hacienda, en particular a la subsecretaria de Hacienda, Heidi Berner, y a la directora de Presupuestos, Javiera Martínez. Cuyo compromiso y profesionalismo han sido esenciales para avanzar en este camino. La calidad técnica de nuestras instituciones ha sido siempre un activo del país y este período ha demostrado nuevamente su valor.
Reflexión final
Con la entrega de este Estado de la Hacienda Pública 2025, reafirmamos que Chile ha sido capaz de enfrentar sus desafíos con responsabilidad y resiliencia. Hoy contamos con cuentas fiscales más ordenadas, inflación en proceso de convergencia, una economía más atractiva para la inversión y políticas sociales que apuntan a mejorar la calidad de vida de la población.
El desafío hacia adelante será mantener y profundizar estos logros, fortaleciendo las finanzas públicas, promoviendo el crecimiento inclusivo y verde, logrando una mejor dinámica del mercado laboral, y construyendo acuerdos que permitan dar continuidad a las reformas estructurales.
Chile es un país que ha sabido sobreponerse a la adversidad. El diálogo y la solidez institucional son la base sobre la cual debemos seguir construyendo un futuro estable, próspero y justo para las próximas generaciones.