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Capítulo 3: Factores que explican las tendencias observadas en fecundidad

Factores sociodemográficos y culturales que han afectado las decisiones de paternidad

Internacionalmente se han identificado un conjunto de factores, sociodemográficos y culturales, que podrían estar explicando las tendencias en fecundidad que se observan a nivel global[1].

Factores sociodemográficos que han influido en las decisiones de paternidad

  • Incremento de los costos asociados a la paternidad (efecto negativo): En la mayoría de los países de la OCDE, el elevado costo de la vivienda se ha transformado en un obstáculo importante en la decisión de tener (más) hijos, debido al aumento experimentado por los precios en los últimos años. Asimismo, el gasto en educación privada se presenta como una dificultad adicional para la natalidad en algunos países.
  • Aumento de la disponibilidad de métodos anticonceptivos efectivos (efecto negativo): El incremento de la disponibilidad y efectividad de los métodos para controlar la natalidad han fortalecido la autonomía reproductiva de las personas, permitiendo planificar con mayor efectividad las decisiones de paternidad. Estos avances también han permitido disminuir los embarazos no deseados y aquellos que ocurren durante la adolescencia en la mayoría de los países. 
  • Mayor incertidumbre y pesimismo (efecto negativo): Los recientes eventos internacionales como la crisis financiera de 2009, la pandemia, los impactos del cambio climático y el conflicto entre Ucrania y Rusia, han aumentado la percepción de inseguridad e incertidumbre económica, especialmente, entre las personas más jóvenes. Ello ha influido en sus decisiones de paternidad, llevando a muchos a posponerla o, en algunos casos, a renunciar por completo a la idea de ser padres.
  • Extensión excesiva de los permisos de cuidado parental (efecto negativo): La duración del permiso pre y post natal requiere de un justo equilibrio de modo de evitar los efectos indeseados sobre la maternidad. De ser éste muy breve, genera inseguridad y temor en relación con los cuidados, con efectos negativos sobre la fecundidad y de ser muy largo, genera incertidumbre sobre el desarrollo laboral, con los mismos efectos negativos. En Chile, las políticas referidas a los permisos de pre y postnatal, han buscado proteger la maternidad y favorecer la crianza, pero si son excesivamente prolongados podrían generar efectos adversos en las decisiones de fecundidad de las mujeres. Cuando ello ocurre, se intensifican los temores vinculados al rezago en las trayectorias laborales, afectando la inserción, continuidad y proyección laboral de las mujeres en edad fértil. De este modo, la maternidad tiende a asociarse con costos significativos en términos de desarrollo laboral, lo que incide en la postergación o renuncia de los proyectos reproductivos.
  • Fortalecimiento de las políticas públicas de conciliación de la vida profesional con las responsabilidades familiares (efecto positivo): Estas políticas, que incluyen licencias remuneradas y servicios de cuidado infantil, han permitido alcanzar un mejor equilibrio entre las responsabilidades que involucra la crianza con el desarrollo profesional de los padres, disminuyendo el costo alternativo asociado a la paternidad. 
  • Aumento del nivel educacional alcanzado por las mujeres (efecto positivo): En general, se ha identificado una relación negativa entre el nivel educacional alcanzado por las mujeres y la probabilidad de ser madres, lo que se atribuye a los mayores costos de oportunidad de aquellas que poseen mayor educación debido a la dificultad de compatibilizar el trabajo con la crianza. 
  • No obstante, a lo largo del tiempo, esta relación se ha debilitado debido a la reducción de los embarazos no planificados y al avance de las políticas de corresponsabilidad familiar, que han contribuido a disminuir el costo alternativo asociado a la maternidad.
  • Aumento de los hogares con dos ingresos (efecto bidireccional dependiendo del contexto): En países como Dinamarca y Noruega, donde la dualidad de ingresos en los hogares está más arraigada, la literatura ha mostrado una relación positiva entre los ingresos femeninos y la tasa de fecundidad.  
  • En contraste, en algunos países, como Italia, persiste una fuerte tradición cultural que asigna al hombre el papel principal en el sustento económico del hogar, lo que puede llevar a que la obtención de ingresos por parte de las mujeres y la maternidad sean percibidas como incompatibles. 

Factores culturales que han influido en las actitudes hacia la paternidad

  • Aumento de la equidad de género en los hogares y prácticas de crianza más comprometidas (efecto negativo):  En los últimos años ha existido una tendencia por equilibrar las responsabilidades familiares al interior de los hogares, que se complementa con el deseo de los padres por dedicar más tiempo y recursos a sus hijos, incrementado los costos de oportunidad de la paternidad.
  • Búsqueda de autorrealización personal (efecto negativo): Con mayor frecuencia las personas están descubriendo un propósito en la vida que trasciende paternidad a través de la realización de diversas actividades deportivas, sociales y espirituales. Esta búsqueda de significado puede llevar a algunos a postergar la paternidad e incluso descartarla, priorizando otros objetivos como el desarrollo profesional y la autorrealización.

Factores con mayor relevancia para Chile según la Encuesta Bicentenario UC 2024

En Chile, desde 2006 la Encuesta Bicentenario desarrolla un análisis bienal de las percepciones y desafíos que enfrenta la sociedad en temáticas significativas y de alto impacto, entre las cuales se encuentra la natalidad. Su propósito es identificar las principales características de la sociedad y la forma en que estas evolucionan a través del tiempo.

  • Los resultados muestran una reducción en la cantidad de hijos que las personas desean tener en todos los grupos de edad, disminuyendo de 2,9 a 2,4 hijos entre 2009 y 2024 (Figura 23). Estas cifras contrastan con la TGF efectiva de 1,9 y 1,16 hijos por mujer que se registraron en 2009 y 2023, lo que sugiere que existen diferencias en la intención de fecundidad y aquella que se observa de manera efectiva.  
  • En 2024, la población más joven de la población (18-24 años) concentra el mayor porcentaje de personas que no quisieran tener hijos (Figura 24).

Figura 23:

Número ideal de hijos que hubiera que- rido o querría tener, 2009 vs 2024 Base: muestra total

(miles de personas)

Figura 24:

Número ideal de hijos que hubiera que- rido o querría tener, % que indica 0 hijos, 2024 Base: muestra total

Fuente: Encuesta Bicentenario 2024, Universidad Católica.

  • Los resultados también indican que el promedio de hijos por hogar disminuye a medida que se incrementa el nivel socioeconómico. En particular, los hogares con ingresos más altos son los que registran las reducciones más significativas, pasando de 2 a 1,3 hijos entre 2009 y 2024 (Figura 25).

Figura 25:

Promedio de hijos nacidos vivos según nivel socioeconómico, 2009 vs 2024 (Base: muestra total)

Fuente: Encuesta Bicentenario 2024, Universidad Católica.

  • Las principales razones que las personas declaran para no tener más hijos incluyen la dificultad para compatibilizar la paternidad con la vida laboral, la percepción de tener un número adecuado de hijos y los gastos asociados a su crianza (Figura 26).

Figura 26:

Motivos para no tener más hijos de los que se tienen, % que señala muy o bastante importante Base: quienes tienen algún hijo

Fuente: Encuesta Bicentenario 2024, Universidad Católica.

[1] Estos factores han sido extraídos de Society at a Glance (2024, OCDE).

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