III. Características generales de las Taxonomías medioambientalmente sostenibles
Las taxonomías pueden ser específicas para un activo o instrumento particular, como los bonos verdes, o a nivel de actividades económicas en general. Aunque las taxonomías ad-hoc fueron las pioneras, en los últimos años ha prevalecido el desarrollo de taxonomías a nivel de actividades económicas debido a su alcance más amplio en la economía. Esto permite a los participantes del mercado determinar con claridad qué activos, actividades y proyectos son considerados medioambientalmente sostenibles. Estas taxonomías a nivel de actividades económicas crean un lenguaje común que facilita la comparabilidad, proporciona transparencia y evita el fenómeno de “lavado verde” tanto en actividades económicas como en instrumentos financieros, proyectos y activos.
Asimismo, estas taxonomías son instrumentos fundamentales para evaluar si las actividades, activos, proyectos u otro, contribuyen a los objetivos internacionales y compromisos nacionales, como el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Además, permiten evaluar en qué medida estas actividades fortalecen la resiliencia de los sistemas financieros al mejorar la gestión de riesgos en términos de sostenibilidad, al tiempo que contribuyen a cerrar la brecha financiera necesaria para implementar actividades económicas sostenibles (CCAP-GIZ, 2022).
Figura 1
Definición e importancia de una Taxonomía de actividades económicas medioambientalmente sostenibles
¿Qué es una Taxonomía de actividades económicas medioambientalmente sostenibles?
Es un sistema de clasificación que permite identificar y determinar, mediante la generación de un idioma común y basado en la ciencia, qué actividades económicas pueden considerarse medioambientalmente sostenible.
Una Taxonomía de actividades económicas medioambientalmente sostenibles NO ES:
- Una lista obligatoria de actividades económicas para invertir.
- Una clasificación de buenas o malas prácticas.
- Un juicio sobre el comportamiento financiero de una inversión desde un enfoque ambiental.
¿Para qué sirven? Y, ¿por qué son relevantes?
Permite la comparabilidad de activos, actividades y proyectos en cuanto a su sostenibilidad medioambiental, dando mayor credibilidad a la divulgación de este tipo de información.
Entrega más transparencia a los mercados, eliminando fricciones de información, haciendo más eficiente el mercado y evitando el lavado verde.
Ayudan a aumentar el interés de los inversionistas asegurando que su financiamiento contribuya de manera eficiente y efectiva a los objetivos de sostenibilidad que se definan.
¿A quién o quiénes están dirigidas?
A empresas del sector real, instituciones del sector financiero, inversionistas, sector público y actores interesados para que puedan identificar, con claridad, aquellas actividades que puedan ser catalogadas como medioambientalmente sostenibles.
Fuente: Elaboración propia, 2023.
En los últimos años, ha habido un aumento en el desarrollo de taxonomías. Actualmente existen más de 32 taxonomías vigentes y en desarrollo (Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente [UNEP FI], 2023). Algunas de estas taxonomías han sido proporcionadas por el sector público y entidades oficiales, mientras que otras han sido propuestas por el sector privado. En la Tabla 1 se destacan cinco jurisdicciones que se consideran pioneras en el desarrollo de taxonomías.
Tabla 1
Resumen de taxonomías de otras jurisdicciones
“China ’s Green Bond Endorses Project Catalogue” (China, 2015) |
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De manera pionera, en 2015 el Banco Popular de China, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma y la Comisión Reguladora de Valores elaboraron el denominado “Catálogo para Bonos Verdes” utilizándolo como una Taxonomía específica para la clasificación de bonos verdes. Esta Taxonomía se actualiza en 2021. |
“Taxonomía de financiamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS)” (China, 2020) |
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Luego en 2020 China publicó su “Taxonomía de financiamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, la cual a diferencia del “Catálogo para Bonos Verdes” es a nivel de actividades económicas. Esta taxonomía fue desarrollada por el Ministerio de Comercio de China con el apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). |
“EU Taxonomy” (Unión Europea, 2020) |
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En 2020 la UE publicó un primer borrador de su Taxonomía a nivel de actividades económicas, cuyo marco fue aprobada por el parlamento como reglamento en 2021. |
“Taxonomía Verde de Colombia” (Colombia, 2022) |
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Durante 2022, tras un esfuerzo interinstitucional del Ministerio de Hacienda y Crédito Público junto con la Superintendencia Financiera, Colombia publica su Taxonomía Verde a nivel de actividades económicas, la cual comparte una serie de similitudes con la taxonomía de la UE. |
“The ASEAN[1] Taxonomy” (Asociación de países de Asia Sudoriental, 2021) |
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ASEAN publicó en 2021 un marco común de taxonomía para las jurisdicciones que integran la asociación, el cual deberá ser complementado por cada país de acuerdo con sus normas nacionales. Durante marzo de 2023, ASEAN publicó una segunda versión de esta Taxonomía o marco común. |
“Taxonomía Sostenible de México” (México, 2023) |
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En marzo de 2023 la Secretaria de Hacienda y Crédito Público de México publican una Taxonomía Sostenible, a nivel de actividades económicas, la cual pese a adoptar un enfoque similar al de la UE, es pionera en abordar objetivos tanto medioambientales como sociales. |
Fuente: Elaboración propia, 2023
La Taxonomía de la Unión Europea es una de las más detalladas y avanzadas, por lo que muchas jurisdicciones la han adoptado o utilizado como base. Sin embargo, es importante que cada país desarrolle su propia taxonomía adaptada a su contexto local (CBI, 2021).
El desarrollo de una taxonomía local permite la coherencia con otras políticas nacionales, la flexibilidad ante los cambios locales, reflejar los objetivos ambientales y climáticos locales, y enfocarse en las prioridades nacionales. Aunque es importante adaptarse al contexto local, también se necesita asegurar la coherencia y armonización para evitar la fragmentación del mercado y permitir la comparabilidad de productos financieros sostenibles (BIS, 2021).
Una taxonomía coherente con políticas nacionales, flexible ante cambios locales pero estructurada de manera similar a aquellas internacionales promueve la interoperabilidad, la claridad y la transparencia entre los enfoques, reduciendo los costos transfronterizos de las inversiones bajas en carbono. Además, facilita la comparación y aumenta el flujo de capital internacional hacia la región, promoviendo la transición hacia una economía más sostenible y evitando la fragmentación del mercado (CBI, 2021).
En este ámbito destacan iniciativas como la Plataforma Internacional de Finanzas Sostenibles (IPSF, por sus siglas en inglés), la cual en 2021 publica su primer Informe de “Common Ground Taxonomy”, resultado de una comparación de alto nivel entre las Taxonomías de la Unión Europea y China, permitiendo establecer una sólida metodología para su comparación, asegurando la interoperabilidad entre ambas Taxonomías.
Asimismo, destaca la reciente publicación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, 2023), correspondiente a un “Marco Común de Taxonomías de Finanzas Sostenibles para América Latina y el Caribe”. Este marco fue desarrollado por el Grupo de Trabajo sobre Taxonomías de Finanzas Sostenibles en América Latina y el Caribe, el cual pretende, mediante un conjunto de recomendaciones, generar un piso común a nivel regional que asegure la interoperabilidad entre las taxonomías existentes y en desarrollo.
Este último documento establece que la interoperabilidad implica que las taxonomías “deben tener elementos de diseño comparables como objetivos y elegibilidad”. En línea con esto, la Figura 2 detalla los elementos de diseño propios de una taxonomía, mientras que la Figura 3 muestra ejemplos de cómo el uso de elementos similares puede garantizar la interoperabilidad entre las diferentes taxonomías, como se establece en el Marco Común de Taxonomías de Finanzas Sostenibles para América Latina y el Caribe.
Figura 2
Elementos de diseño de una taxonomía
Distintas recomendaciones internacionales, como el “Reporte Final del Grupo de Expertos Técnicos en Finanzas Sostenibles (TEG por sus siglas en inglés)” de la Unión Europea, la “Guía de Implementación de la Política de Inversión Sostenible y Herramientas de Regulación: Taxonomías de Actividades Económicas Sostenibles” del Banco Mundial, y el “Marco Común de Taxonomías de Finanzas Sostenibles para América Latina y el Caribe” reconocen elementos mínimos de diseño para una taxonomía, los cuales pese a diferir, pueden resumirse en cuatro:
- Objtivos Medioambientales: Las taxonomías deben organizarse de acuerdo con objetivos que estén alineados con las prioridades y la agenda generales de desarrollo sostenible del país. Estos objetivos, los cuales establecen la dirección general de las taxonomías, deben estar en línea con los compromisos internacionales del país en la materia, sus planes, políticas y regulaciones ambientales existentes. Las actividades económicas de una taxonomía se analizan en base a la contribución (y daño) que generan a estos objetivos.
- Sectores y actividades económicas junto con su clasificación: Se refiere a la lista de actividades económicas incluidas en la taxonomía, las cuales serán analizadas según su contribución (y daño) a los Objetivos Medioambientales. Estas actividades se ordenan bajo sectores económicos siguiendo un esquema de clasificación determinado.
- Reglas Mínimas: Para fines de este informe se denomina “Reglas Mínimas” al conjunto de requisitos o principios que deben cumplir las actividades económicas de la taxonomía para que se consideren medioambientalmente sostenibles. El cumplimiento de estas Reglas Mínimas puede evaluarse mediante los Criterios Técnicos de Selección. Cabe destacar que este elemento que este elemento puede encontrarse bajo distintos nombres en otros documentos o taxonomías (p.ej.: principios, requisitos, reglas, fundamentos, etc.), e incluso en algunos casos puede no estar identificado como un elemento mínimo de diseño per se.
- Criterios Técnicos de Selección: Para evaluar si actividad es coherente con las Reglas Mínimas, se necesitan parámetros de medición claros y comunes. Estos parámetros deben incorporar los impactos del ciclo de vida. Estos criterios, también llamados métricas de desempeño, fijan distintos umbrales de rendimiento (de naturaleza cuantitativa o cualitativa) para cada actividad económica.Otros elementos no reconocidos como elementos de diseño por parte de algunas recomendaciones internacionales, pero considerados fundamentales para el desarrollo adecuado de una taxonomía es la gobernanza y el marco de implementación:
- Gobernanza: Las taxonomías requieren para su desarrollo e implementación una gobernanza adecuada. Su importancia radica en que la toma de decisiones debe basarse en la discusión de múltiples actores tanto gubernamentales como no gubernamentales, nacionales como internacionales. En este sentido, es necesario organizar el desarrollo de esta gobernanza bajo una jerarquía estructurada con funciones y responsabilidades
Fuente: Elaboración propia, 2023.
Figura 3
Alineación global de taxonomías
Una de las preguntas críticas para los desarrolladores de taxonomías es hasta qué punto las taxonomías nacionales o regionales deben alinearse con otras taxonomías internacionales. Claramente, la alineación o interoperabilidad es importante dado que uno de los impulsores clave para el desarrollo de la taxonomía ha sido la falta de consistencia en la definición de actividades sostenibles, siendo esta falta de consistencia un obstáculo importante para escalar la inversión sostenible. Sin principios y métricas comunes, la fragmentación del mercado seguirá restringiendo el flujo de capital hacia proyectos y actividades verdes y sostenibles.
Para asegurar la interoperabilidad de las taxonomías, es importante considerar una serie de aspectos que permitan una armonización efectiva sin necesariamente hacer que todos los elementos sean idénticos entre ellas. Algunos de estos aspectos incluyen:
- Objetivos Medioambientales Convergentes: Buscar que las taxonomías compartan objetivos medioambientales similares, buscando un grado de alineación con los propósitos globales en esta materia.
- Sistemas de Clasificación Comparables: Utilizar sistemas de clasificación para actividades económicas que sean comparables o fácilmente relacionables con otras taxonomías existentes.
- Enfoque Coherente en Reglas Mínimas: Adoptar un enfoque similar en los requisitos que determinan las condiciones para considerar una actividad como medioambientalmente sostenible. Aunque pueden existir diferencias contextuales, buscar una alineación en los conceptos básicos es esencial para promover una comprensión común.
- Diseño de Criterios Técnicos Neutrales y Científicos: Procurar un enfoque similar en el diseño de los criterios técnicos de selección para evaluar la sostenibilidad de las actividades. La selección de criterios basados en evidencia científica y de manera neutral permite una evaluación objetiva y confiable de las prácticas sostenibles.
- Consistencia en Métricas y Metodologías de Cálculo: Utilizar métricas y metodologías de cálculo consistentes para medir la contribución medioambiental y/o social de las actividades económicas. La coherencia en las métricas facilita la comparación de resultados.
Es importante señalar que la interoperabilidad no implica una homogeneidad completa entre las taxonomías, sino un nivel adecuado de alineación y compatibilidad que permita compartir información y comparar resultados. Respetando las particularidades de cada contexto y adaptándose a los desafíos específicos de cada región, se puede lograr un sistema global más robusto y colaborativo para impulsar la transición hacia actividades económicas verdaderamente sostenibles.
Fuente: Elaboración propia, 2023.
La experiencia internacional nos muestra que, pese a que distintas jurisdicciones han desarrollado sus propias taxonomías, algunas de estas procuran tener elementos de diseño similares (Véase el Anexo Nº2 para más información).
Varias jurisdicciones consideran Objetivos Medioambientales en torno a la mitigación y adaptación al cambio climático, la gestión de recursos hídricos, la conservación de ecosistemas y biodiversidad, el impulso a la economía circular, y la prevención y control de la contaminación. De la misma manera, también son comunes sectores como la agricultura, energía, construcción, transporte, manufactura, manejo de residuos y suministro de agua.
Por otro lado, en relación a los requisitos para que una actividad se considere medioambientalmente sostenible, gran parte de las jurisdicciones optan por establecer requisitos adicionales que van más allá de la contribución sustancial a alguno de los Objetivos Medioambientales, buscando asegurar que tampoco causen un prejuicio significativo a otros, ni que tengan repercusiones sociales.
La gobernanza puede estar compuesta por diferentes actores y órganos, pero por lo general existen tres niveles: (i) el nivel directivo encargado de supervisar el desarrollo de la Taxonomía, (ii) el nivel coordinador, (iii) y el nivel técnico encargado de desarrollar principalmente los Criterios Técnicos de Selección.
En el caso del marco de implementación, distintitas jurisdicciones han delimitado diferentes ámbitos de aplicación para sus taxonomías, pudiendo tener distintos usos (véase la Figura 4). Asimismo, según la normativa de cada jurisdicción, tal aplicación puede ser voluntaria u obligatoria. Países como Colombia y México recomiendan el uso de sus taxonomías para distintos fines, pero este es voluntario por parte de las entidades. En contraste, otras jurisdicciones como la Unión Europea optan por complementar los ámbitos de aplicación con obligaciones normativas. En el caso específico de la Unión Europea existe un “Reglamento de Taxonomía” que establece el marco de la Taxonomía y proporciona directrices generales para nuevas obligaciones de divulgación de información dirigidas a los participantes del mercado, las grandes empresas, la propia Unión Europea y los Estados miembros. De esta manera, la Taxonomía se integra al sistema normativo a través una herramienta legislativa. La Figura 5 detalla las principales ventajas y desventajas de las taxonomías con aplicaciones voluntarias y obligatorias.
Figura 4
Ámbitos de aplicación de una Taxonomía
- Publicidad de información: La terminología y criterios establecidos en una taxonomía puede ser utilizados por las entidades que efectúen publicidad en torno a la sustentabilidad de sus actividades y productos.
- Evaluación y divulgación: Las entidades pueden evaluar sus actividades y productos utilizando los criterios de la taxonomía, optando por divulgar esta información al público, a los inversionistas y/o a las autoridades reguladoras.
- Cumplimiento de normativas: Las autoridades reguladoras pueden utilizar la taxonomía como un referente para evaluar el cumplimiento de ciertas normativas relacionadas con la sostenibilidad.
- Incentivos fiscales o financieros: La alineación a la taxonomía por parte de un proyecto, inversión o entidad, puede ser utilizada como criterio para recibir incentivos fiscales o financieros, como exenciones de impuestos o acceso a financiamiento preferencial.
- Prohibiciones o restricciones: Una taxonomía también puede utilizarse para establecer prohibiciones o restricciones a entidades, productos o actividades que no sean consideradas medioambientalmente sostenibles.
Fuente: Elaboración propia, 2023
Figura 5
Ventajas y desventajas de las taxonomías vinculantes y voluntarias
Beneficios de una taxonomía con obligaciones de uso:
- Coherencia y transparencia: una taxonomía vinculante que establece criterios claros y medibles, asegura una evaluación consistente de la sostenibilidad de las actividades económicas, de manera transversal en distintos sectores e industrias. Esto aumenta la transparencia y la coherencia en la toma de decisiones de inversión y financiamiento.
- Cumplimiento: una taxonomía vinculante obliga a las empresas y los inversionistas a cumplir con criterios específicos de sostenibilidad. Esto puede ayudar a impulsar la transición hacia una economía baja en carbono y sostenible.
- Mitigación de riesgos: una taxonomía vinculante puede ayudar a reducir el riesgo de que las empresas y los inversionistas inviertan en actividades no sostenibles o que contribuyan al cambio climático.
Desventajas de una taxonomía con obligaciones de uso:
- Costos de cumplimiento: las empresas y los inversionistas pueden incurrir en costos adicionales para cumplir con los criterios de la taxonomía vinculante.
Beneficios de una taxonomía de uso voluntario:
- Costos reducidos: las empresas y los inversores pueden optar por utilizar una taxonomía de uso voluntario sin incurrir en costos adicionales significativos.
Desventajas de una taxonomía de uso voluntario:
- Diversidad de criterios para evaluar: una taxonomía de uso voluntario puede dar lugar a una falta de coherencia en la evaluación de la sostenibilidad de las actividades económicas, dada la diversidad existente de criterios.
- Falta de adhesión: una taxonomía de uso voluntario no obliga a las empresas e inversionistas a cumplir con criterios específicos de sostenibilidad, lo que puede limitar su eficacia en la promoción de la inversión sostenible.
Fuente: Elaboración propia, 2023
En el caso de Chile, el Ministerio de Hacienda ha liderado el desarrollo de una Taxonomía nacional que incluye la Gobernanza y el Marco de Implementación como elementos mínimos de diseño. Además, se ha diferenciado entre “Elementos Estructurales” y “Elementos de Contenido”, donde los primeros establecen el marco o esqueleto sobre el cual debe desarrollarse el contenido de la Taxonomía, y los segundos corresponden al detalle técnico, principalmente conformado por la lista final de actividades económicas (Actividades Económicas Elegibles o AEE para fines de este informe) y a los criterios técnicos (Criterios Técnicos de Selección para fines de este informe) que permiten determinar si tales AEE pueden considerarse medioambientalmente sostenible. También se consideran los diferentes usos de la Taxonomía por parte de las entidades. La Figura 6 detalla ambos tipos de elementos.
Figura 6
Elementos Estructurales y de Contenido de la Taxonomía Nacional
Elementos Estructurales |
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Elementos de Contenido |
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Fuente: Elaboración propia, 2023
Teniendo en cuenta que el proceso de elaboración de la Taxonomía nacional implica considerar tanto los Elementos Estructurales como los Elementos de Contenido, asegurando la coherencia con políticas nacionales, la interoperabilidad con taxonomías internacionales, la participación de diversos actores y la claridad en su aplicación y uso, a continuación, se detalla el proceso que ha liderado desde 2021 el Ministerio de Hacienda de Chile en torno a la construcción de esta herramienta.
[1] Asociación de Naciones de Asia Sudoriental, que incluye a Brunei Darusslam, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam.